... Algunos años atrás para leer era necesario hacerse de un libro. Si el lector era de esos afortunados con biblioteca en su casa, bastaba con elegir alguno del estante. Las familias de clase media ahorraban para poder comprar una enciclopedia y responder a través de sus páginas las preguntas de los más chicos. No hace tanto: la generación que hoy tiene treinta y cinco puede dar cuenta de las visitas del vendedor de enciclopedias.
Si los libros no estaban al alcance de la mano se podía recurrir a parientes o amigos. La biblioteca pública se consultaba con regularidad. El libro se buscaba, se conseguía, se prestaba. Hoy, la imagen del lector con un libro entre las manos no es la única escena posible. En los más de 2.700.000 hogares registrados a nivel nacional, millones de personas leen reflejadas a través de una pantalla. Y otras tantas lo hacen en locutorios, oficinas, locales y sí, también, bibliotecas.
Quienes no leen apelan al aburrimiento y a la falta de tiempo. Quienes sí leen, lo hacen por placer o por la necesidad de formación. Sin embargo las estadísticas no ayudan a responder otra pregunta: ¿cómo se lee hoy?
Leer y escribir son ejercicios solidarios entre sí. La pregunta por cómo leer trae inmediatamente la cuestión de la escritura. Está claro que ni el aumento en la producción editorial ni la multiplicación de textos a través de la red pueden llevar a pensar en mejores escritos. Sin embargo es allí donde se detiene el sociólogo Christian Ferrer cuando se trata de reflexionar sobre el tema: "Las tecnologías novedosas modifican el hábito de la lectura, pero no por eso se lee `mejor´, de la misma manera que la pluma de ganso o la máquina de escribir no producían mejores escritores que las computadoras."
La docilidad del teclado de la PC y la velocidad de corrección ayudan al escritor, pero a la hora de escribir- como a la hora de leer- la batalla es entre el sujeto y el lenguaje...
¿Cómo se lee hoy?
Con la cuestión del valor Ferrer dispara una serie de preguntas: ¿se lee de manera más crítica? ¿Con más pasión? ¿O simplemente hay un acceso más veloz a los textos? Y plantea como cuestión central los modos que tiene una sociedad de interpretarse: "La lectura en pantalla y las metáforas de la red que la sostienen requieren del análisis de la autocomprensión que las sociedades modernas tienen de sí mismas, en tanto máquinas de producir y derrochar energía".
Excesos de quien trasforma la tradicional escena de lectura en la permanente conexión del cable módem o el WiFi...
¿Bibliotecas públicas?¿Y el lector de bibliotecas? Una investigación de la fundación El Libro y de la Universidad de san Andrés, realizada antes y durante la última Feria del libro, reveló que sólo un 6% de los lectores obtiene sus libros de las bibliotecas públicas, mientras un 8% baja los libros directamente de Internet. Adecuándose a los tiempos que corren, las bibliotecas funcionan más como ámbitos de formación a nivel barrial que como proveedoras de libros. Talleres de lectura, conferencias: espacios de intercambio. Paralelamente las grandes cadenas de librerías, ya hace varios años que le brindan al lector e espacio que antaño ocupaba la biblioteca.
Se puede leer un libro entero, de a ratos, sentado en el sillón de cualquier librería. E aquí algunas opiniones: "nunca podría leer un libro así, fragmentariamente, en medio del bullicio"; dice Rafael Landolfo, lector, amantes de novelas históricas, "para mí la lectura equivale a un momento de intimidad, de aislamiento del mundo exterior". Si saberlo se hace eco de lo que alguna vez dijo Italo Calvino, que el lector de novelas es aquel que no tolera la interrupción de la lectura, que desea continuar siempre y a pesar de todo.
¿Se puede acomodar este lector a la pantalla de la computadora? Algunos lo logran. A otros le resulta más complicado, vinculan el placer de la lectura con cierta postura más distendida del cuerpo.
"A mí me gusta el libro, esa es la verdad. Me gusta el papel, la textura, la materialidad de las letras", dice Mariana Docampo,
escritora y profesora de literatura, "Y si tengo que leer una novela directamente desde la pantalla, sufro mucho porque es como la negación del cuerpo y el cuerpo para mí, está muy presente en la lectura". Otra cosa implica, para ella, la lectura de los géneros que nacieron con la red. Ahí la interrupción podría pensarse casi como una condición de lectura. "Si por ejemplo hay dos o tres poemas en un blog", sigue Docampo; "seguro que leo uno y salteo dos; después salto a otro blog y leo algún fragmento, y así sigo por un rato largo".
Los Chicos y las letras
Para Susana Itzcovich, Presidenta de ALIJA – Asociación de Literatura Infantil Juvenil de la Argentina- es un hecho que los chicos descubren la literatura con mayor celeridad. "Reconocen en la calle carteles de sus productos preferidos, descubren letras que funcionan en su entorno como su nombre o el de sus padres. Sin duda, el avance de las computadoras, los videojuegos, la televisión y otros aportes tecnológicos ayudan a acelerar y aprender diferentes formas de lectura: imágenes, palabra escrita..." Por eso es que el plan de mejoramiento de Enseñanza de la lectura del Ministerio de educación está capacitando a los docentes con los recursos que brinda la red.
Según la educadora e investigadora Graciela Frigerio a la hora de educar. De "dar a leer" como dice- es importante no pensar sólo en el tiempo virtual de Internet: "la experiencia de la lectura", dice, "la experiencia de leer, que no es nada
que pueda programar, necesita de palabras y sentidos. Lejos de demonizar las posibilidades tecnológicas, Frigerio percibe el riesgo de pensar la lectura como un zapping, un recorrido sin significación. Ver y no leer. No interpretar, no establecer recorridos significantes. Pero esto puede suceder tanto con un libro como con la pantalla. Ni el hecho de que las páginas se deslicen de arriba abajo, ni que se pueda en cuestión de segundos, encontrar la palabra buscada en las más de cien páginas de un texto, constituye, según Frigerio, un cambio de importancias en los hábitos de lectura. Ni siquiera el "hipertexto"- palabra ya casi olvidada- supone, en definitiva, una novedad....
Sìntomas
¿Cuál será el síntoma característico del lector del tercer milenio? ¿Seremos lectores ansiosos, salteados, veloces? ¿Lectores omnipotentes acostumbrados a encontrar todo con sólo presionar una tecla?....
...Este momento de interpretación queda guardado en el fuero mismo del lector....
."...Leer es una pequeña épica que ocurre porque todavía estamos por leer. Un verdadero lector es el que busca volverse iletrado para volver a entender." Christian Ferrer
Fuente: Libros y autores; "el espacio de los lectores", págs. Ñ8-Ñ9, Revista de Cultura Ñ, Clarín, 19 de abril 2008.
Aporte: M.G.L.
por Centro de Capacitación, Información e Investigaciones Educativas (CIE)Carlos Tejedor
